Plataformas, flexibilización y desprotección: Cuesta Duarte presentó documento sobre los “Cambios en el mundo del trabajo, su impacto en la negociación colectiva y la organización sindical”
Barretto

Este miércoles 13 de noviembre se llevó a cabo, en la sede del PIT-CNT, el seminario “Cambios en el mundo del trabajo, su impacto en la negociación colectiva y la organización sindical”. El evento abordó los desafíos actuales del trabajo en Uruguay, y en su transcurso el Instituto Cuesta Duarte presentó un informe sobre la evolución de la negociación colectiva en un contexto de transformaciones laborales aceleradas. En este marco, el profesor Dr. Hugo Barretto, catedrático de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad de la República, advirtió sobre los desafíos que los cambios en el mundo laboral suponen para la negociación colectiva y la organización sindical en Uruguay. Afirmó que el trabajo en plataformas, lejos de ser una innovación disruptiva, es una continuación de un proceso de flexibilización que comenzó en los años 80. Además, subrayó la importancia de actualizar las categorías laborales y la negociación colectiva para fortalecer los derechos de los trabajadores en un contexto de transformaciones rápidas y constantes.

 

 

Las palabras de apertura estuvieron a cargo del director del Instituto Cuesta Duarte, Milton Castellano, quien expresó que con la actividad se pretende iniciar un debate y análisis en el conjunto de los sindicatos y organismos del PIT-CNT sobre aspectos trascendentes para cualquier organización sindical, tales como “la organización colectiva, el desarrollo y las estructuras sindicales”. Asimismo, se busca comenzar un proceso de reflexión que permita evaluar el impacto de las nuevas tecnologías y de la inteligencia artificial en las relaciones laborales, la negociación colectiva, los convenios y los Consejos de Salarios.

El documento introductorio o “disparador” para el debate fue presentado por la economista Alejandra Picco y la abogada Vanessa Bustamante, ambas integrantes del Instituto Cuesta Duarte.

El informe señala que los cambios en el mundo del trabajo plantean desafíos tanto para la negociación colectiva como para la organización sindical, por lo que el abordaje de estos desafíos y las estrategias que se adopten marcarán el futuro de ambas. “Esto representa una oportunidad para su fortalecimiento, dada la importancia institucional que ambas tienen para la democracia y para la mejora en la calidad de vida de las personas”.

Se indicó, asimismo, que están ocurriendo cambios rápidos y constantes en el mundo del trabajo, cuyo desenlace es incierto, y que desafían el sistema de negociación colectiva y la organización sindical tal como están establecidos en Uruguay, dado que fueron concebidos para una forma distinta de organizar el trabajo. “Esto es un desafío y también una oportunidad para incluir a nuevos colectivos y fortalecer la negociación colectiva y la organización sindical, lo que implica un fortalecimiento de la democracia y es la única vía que tienen los trabajadores para lograr mejoras distributivas y en la calidad de vida”, coincidieron las especialistas.

A continuación, el profesor Dr. Hugo Barretto, catedrático de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad de la República, ofreció sus comentarios sobre el documento, al cual calificó de “extraordinariamente interesante y oportuno”. Señaló que el trabajo ha sido un tema ausente en la primera ronda de la campaña electoral y aparentemente también lo será en la segunda vuelta, a pesar de ser un asunto central para las personas y las sensibilidades políticas.

Se refirió a los cambios en el mundo del trabajo y a sus impactos en los derechos, así como al formato institucional de la negociación colectiva. “En ambos casos, hay aspectos relacionados con las políticas laborales y otros con las reformas normativas”, dijo.

“Conforme a cierta tradición en Uruguay, hemos sido partidarios de reformar lo mínimo en materia de derecho colectivo y de dar espacio a la autonomía y a la libertad sindical, más que a la ley”, expresó Barretto.

El especialista en derecho laboral agregó que existen aspectos centrales que deberían ser parte del debate político. “Uno de ellos es el futuro del trabajo, es decir, ¿qué sucede con el trabajo en empresas que operan a través de plataformas? El discurso común, que a veces también adoptamos, es que se trata de una modalidad disruptiva, nueva y desconocida, que rompe con los esquemas tradicionales de trabajo para un solo empleador, en régimen de subordinación y con horario fijo. El trabajo en plataformas rompería con ese molde. Sin embargo, uno podría preguntarse si, en lugar de ser algo completamente nuevo, se trata de la etapa actual o final de un proceso que comenzó hace muchos años y que originalmente se denominó flexibilización del derecho laboral”.

Este proceso introdujo excepciones al modelo típico de relación laboral, como la flexibilización horaria, las tercerizaciones y los contratos a término. “Fue el primer empuje en los años ochenta, y en Uruguay llegó en los noventa, ligado a otro fenómeno: la desregulación. Esto llevó a que el contrato de trabajo tradicional se desplazara, pasando a un terreno en el que el trabajo es realizado por trabajadores autónomos, sin protección laboral, como en el caso de las empresas unipersonales, que adquirieron un estatus jurídico más claro con la Ley de Reforma de la Seguridad Social de 1995”.

Aseguró que, por tanto, el trabajo en plataformas no debe verse como algo absolutamente nuevo y disruptivo, sino como parte de un proceso, es decir, como nuevas formas de trabajar. “No se trata ya de flexibilizar y desregular formas de trabajo preexistentes, sino de reconocer que esta forma de trabajar es enteramente nueva y, por lo tanto, no está regulada. Así, la desregulación no afecta a una forma de trabajo preexistente, sino que se señala que existe un vacío normativo que debe ser abordado. Esta es la última etapa, cuando ya no se considera que la actividad es nueva, sino que debe ser regulada. Son actividades que nacen desreguladas”.

“Desde mi punto de vista, es un mal punto de partida y equivocado, porque estrictamente las actividades de reparto y transporte de pasajeros son actividades tradicionales. Asumir el discurso de que esto es enteramente nuevo, no está regulado y que necesitamos leyes para regularlo nos coloca en la disyuntiva de considerar a estos trabajadores como autónomos y reconocerles algunos derechos, como plantea el Ejecutivo. Sin embargo, en realidad, se les están quitando esos derechos, porque se trata de trabajo dependiente. Por lo tanto, es un discurso engañoso decir que se trata de una actividad nueva que no está regulada y, por ende, hay que reconocerle algunos derechos, cuando en realidad lo que se hace es lo contrario. Internacionalmente se ha tomado este enfoque e incluso se ha creado una tercera categoría de trabajadores que no son ni dependientes ni autónomos, sino que se les llama ‘para-subordinados’ o dependientes económicamente, pero autónomos”, explicó el experto.

Se refirió a una segunda solución, como la ley española, que “por un lado reconoce derechos de información a las organizaciones de trabajadores respecto a la gestión algorítmica y, a la vez, plantea que ese trabajo se presume dependiente. Por lo tanto, es el empleador quien deberá demostrar que no se trata de trabajo dependiente”.

El experto en derecho laboral agregó que la tercera solución proviene de una directiva reciente de la Unión Europea, según la cual “si en una empresa se dan ciertas circunstancias o indicios, se trata de trabajo dependiente, y si no, se considera trabajo autónomo”.

Barretto expresó que en el proyecto del Ejecutivo remitido al Parlamento se opta por la peor de las tres opciones, que es no decir nada, no dar ninguna herramienta para calificar, y se está abandonando la libertad de la negociación en relaciones desiguales.

Por otro lado, comentó que el diseño o formato de la negociación colectiva planteado en el documento es una reducción de los subgrupos, porque se entiende que 240 son demasiados y fragmentan la negociación. “Estimo que es una discusión difícil, tanto al interior del movimiento sindical como en un debate público. No digo que sea imposible ni que no lo comparta, sino que una de las objeciones que se plantea a la negociación colectiva por rama de actividad es que no da cuenta de las heterogeneidades dentro del sistema productivo”.

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También se refirió a otro punto del documento, relacionado con la “obsolescencia de las categorías laborales”. En este sentido, dijo que “es complicado explicar por qué no se ha avanzado, pero puede ser porque a alguna de las partes le convenga mantener categorías obsoletas para luego tener el argumento de que es necesario flexibilizar a nivel de la empresa. También puede ser que la urgencia por discutir salarios haga que se saltee la etapa de la discusión sobre la modernización de las categorías”.

Barretto dijo, por otro lado, que comparte que el Consejo Superior Tripartito debería tener un papel central, entre otras cosas porque es el ámbito donde podría discutirse un nuevo diseño de grupos y subgrupos.

Sobre el eventual rediseño de la negociación colectiva, destacó que el gobierno mantuvo al Estado en la negociación colectiva porque ya se sabe lo que pasa cuando no se convoca a los Consejos de Salarios. A la vez, mencionó como aportes tres aspectos: “Se discutió en algún momento por parte de la coalición republicana reglamentar los descuelgues, pero no se tiene en cuenta que los descuelgues están previstos, pero no para los Consejos de Salarios, sino para los convenios colectivos de rama. Por lo tanto, no se pueden reglamentar porque no están previstos en la Ley; comparto la necesidad de encontrar ámbitos de negociación colectiva para los trabajadores autónomos, quienes tienen derecho a la negociación colectiva y a la organización sindical; y reparar en algo que no se tiene en cuenta en la Ley, que establece que no será necesaria la convocatoria a los Consejos de Salarios en aquellas actividades o sectores en los que esté vigente un convenio colectivo que haya sido concertado por las organizaciones de trabajadores”.

Por su parte, el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, cerró la presentación expresando que el documento es un aspecto central en la elaboración del movimiento sindical para sentar las bases de su estrategia. “Lo importante, cuando hay estudios de este tipo, es que abren de manera concreta una serie de problemas a los que debemos responder colectivamente como clase trabajadora”.

Planteó que sigue siendo central el rol que se ocupa en las relaciones de producción, y que un aspecto central es el carácter de asalariado o no del conjunto de la población trabajadora.

Agregó que el CEO de una gran transnacional o el gerente general de una empresa, en lo jurídico-formal, son asalariados, pero es imposible ubicarlos en la misma clase que el operario de inicio, que es la categoría básica en las distintas ramas de actividad, con independencia de que sus formas de ingreso sean asalariadas. En tal sentido, dijo que hay aportes nuevos desde las ciencias sociales que ofrecen algunas herramientas combinadas para la definición de la pertenencia de clase, considerando el rol que se ocupa o no en las relaciones de explotación, en las relaciones de dominación y en la funcionalidad que se cumple desde el punto de vista de la reproducción social del actual orden basado en la explotación del ser humano. “La mezcla de estas tres miradas puede dar una pista que generará una amplitud en la definición de clase y concentrará dónde está el antagonista, ya que esto después impacta en las recomendaciones que se realizan respecto a la negociación colectiva”.

Abdala también comentó que la persona que maneja una moto para repartir o el que utiliza su automóvil para transportar personas, en teoría, es propietario del medio de producción, pero tiene una relación abiertamente dependiente con una enorme transnacional. Por tanto, dijo, “es necesario que esté organizado en la central obrera”.

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