Prólogo acuerdo UE Mercosur
Autores
José Olivera

 

El Acuerdo Unión Europea–Mercosur no es simplemente un tratado comercial: es un punto de inflexión para nuestras sociedades y, especialmente, para el movimiento sindical. Después de casi tres décadas de negociaciones marcadas por el secretismo, los cambios de rumbo político y las presiones geopolíticas, nos encontramos ante un proceso que, de concretarse, reconfigurará las relaciones económicas, laborales y ambientales de nuestra región.

Desde la perspectiva del sindicalismo regional, lo que está en juego no es un mero intercambio de bienes, sino el modelo de desarrollo de nuestros países. El PIT CNT ha presentado un documento que nació de su último congreso, una Estrategia Nacional de Desarrollo, ¿será posible avanzar en ese sentido luego de la firma del acuerdo o estaremos encorsetado bajo lo acordado en éste?

Para el movimiento sindical, la pregunta central es clara: ¿quiénes ganan y quiénes pierden con este acuerdo?

Los sectores que obtendrán beneficios inmediatos son agroexportación, ganadería intensiva, minería y actividades extractivistas.

Estos artículos ayudan a ordenar un poco las prioridades: los acuerdos comerciales deben construirse con democracia, con participación social, con transparencia y con mecanismos vinculantes que protejan los derechos laborales y humanos. Incluir a los sindicatos es necesario y es la garantía para que los derechos humanos y laborales estarán por encima de cualquier acuerdo comercial.

El sindicalismo del Cono Sur ha demostrado históricamente que no es un actor pasivo. Defenderemos siempre la integración regional, pero una integración que fortalezca la industria potencie el trabajo decente, promueva la igualdad de género, respete el ambiente y garantice soberanía sobre nuestros recursos naturales. No aceptamos una inserción basada en la competencia desigual.

Frente a la posibilidad inminente de la firma del acuerdo, reafirmamos que no hay desarrollo posible sin justicia social, no hay transición ecológica sin transición justa y no hay comercio legítimo sin trabajadores y trabajadoras en el centro.

El sindicalismo está abierto al diálogo, porque el futuro del trabajo, la democracia y la soberanía no se negocian en secreto: se construyen con participación y con lucha.

José Olivera

Secretario de Relaciones Internacionales

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